En las entradas Ecoetiquetado un tema clave para los exportadores de Latinoamérica y Ecoetiquetado: Un reto cada vez más cercano, veíamos que ahora, cuando Latinoamérica se abre a los Tratados de Libre Comercio (TLCs) y a las exportaciones de sus productos, se enfrenta a un desafío que no tiene que ver con aranceles, capacidad exportadora, conocimiento de los mercados objetivos o posicionamiento de marca, etc., que es lo que comúnmente consideran los que saben que es importante para exportar. El desafío tiene que ver con el ecoetiquetado, más específicamente, con la medición de la huella ecológica.
También comentabamos la diferencia de percepción frente al tema, porque mientras para nosotros es una exigencia en Europa el tema es una decisión.
Hoy veremos en que ha avanzado esta tendencia, cómo se ha movido, qué pasos se están dando y cómo se están dando para tener herramientas adecuadas que nos permitan seguirlos adecuadamente.
Cómo se ha avanzado en el tema
Hasta el año 2011, los países de la Comunidad Europea tenían en común la iniciativa de medir la huella ecológica de sus productos y servicios, pero existían diversas formas y metodologías de medirla. Después de un proceso de análisis, discusiones y mesas de trabajo, el 4 de abril de este año, la Comunidad Europea tiene una metodología unificada para el cálculo de la huella ecológica en todos sus productos, A través de la Guía técnica para el cálculo ambiental de las organizaciones (OEF por sus siglas en inglés) y la huella ambiental de productos (PEF por sus siglas en inglés).
A continuación veremos los pilares principales sobre los cuales se basaron estas metodologías, que están contenidos en el plan de acción sobre ecoinnovación. Este plan se compone de siete acciones a saber:
- Política y normativa medioambientales para promover la ecoinnovación;
- Proyectos de demostración y asociaciones para la ecoinnovación;
- Normas y objetivos de comportamiento para productos, procesos y servicios clave a fin de reducir su huella ecológica;
- Financiación y servicios de apoyo para las PYME;
- Cooperación internacional;
- Nuevas competencias y empleos;
- Cooperaciones de innovación europea.
Cuáles son las implicaciones de esta situación para los productos latinoamericanos
Lo anterior, si bien desde un punto de vista ambiental es muy interesante, sostenible y muy ecológico, políticamente representa una barrera inmensa para los productos latinoamericanos y un peligro de que nuestros países se queden con su producción, a la vez que serían "invadidos" por productos extranjeros, ya que como nuestras normas ambientales son solo de aplicabilidad local e inmediata. Lo anterior significa que el resultado de dicha aplicación es solo una instantánea de lo que pasa en el momento, sin tener en cuenta el ciclo de vida del producto o servicio, ni los nuevos indicadores pertenecientes a la familia de la huella ecológica, entonces como ha ocurrido desde siempre, es muy fácil para los países desarrollados entrar sus productos, sin ningún inconveniente.
Lo anterior unido a la crisis actual que está pasando la formación de profesionales en temas ambientales y a la poca o nada preocupación por estos temas en las cámaras de comercio y las entidades dedicadas al fomento de la exportación, no nos deja un panorama económico muy alentador.
Cuál es la salida
Lo primero que debemos hacer es generar unión, las entidades regionales latinoamericanas como mercosur, Comunidad Andina de Naciones y organismos de cooperación en la región, deberían preocuparse menos por forzar uno u otro sistema político y pensar en cómo desarrollar metodologías que permitan a cada uno de los países, desde sus singularidades a garantizar la calidad de sus productos y servicios para ser competitivos al exterior y blindar la producción interna.
A nivel de país es necesario que se promueva el producto nacional como opción de compra sus productos. Acá en Colombia hay un comercial que dice "coma pollo colombiano", esto nos da sentido de pertenencia y ayuda a blindar la producción interna. Por su parte, desde las entidades ambientales, es necesario repensar la normatividad ambiental para que nuestros productos realmente sean competitivos a nivel internacional. En cuanto al comercio exterior, es necesario que las entidades encargadas, analicen estos temas para que puedan asesorar mejor a los futuros exportadores. Por último la universidad debe formar profesionales con esta visión, generar habilidades y competencias en estas áreas.
La industria ya no puede quedarse en los laureles pensando que con el cumplimiento de las normas ambientales actuales va a incursionar en mercados extranjeros. El empresario debe estudiar, debe saber cómo se está moviendo el mundo, porque con los TLC que se están firmando por todos lados ya no es excusa el desconocimiento.
Finalmente desde el punto de vista individual (usted y yo), hay que ser más conscientes de lo que hacemos, preferir la fruta del propio país, entender que comprar productos nacionales ayuda a los campesinos y empresarios, exigir etiquetas de procedencia para tomar una decisión consciente. A continuación les dejo tres artículos sobre el tema:
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Este artículo como muchos los escritos que encontrará en este blog hacen parte de mi experiencia y mi aprendizaje personales. Yo transmito lo poco que se y agradezco a quienes lean y crean que esta información es importante y digna de transmitir, lo hagan citando la fuente. Más allá del ego, una humanidad sostenible también significa el respeto y reconocimiento por el saber del otro. ------
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