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Lecciones aprendidas de la agricultura urbana

domingo, 27 de marzo de 2011

Cuando se habla de actitudes sostenibles, de generar nuevos hábitos ambientalmente amigables, es mucho lo que debemos aprender. Pero este aprendizaje no se basa solo en conceptos de manejo ambiental. Las actitudes sostenibles, empiezan por la tolerancia, la comprensión, el apoyo, a los otros. Estas actitudes son indispensables antes de cualquier idea brillante.

Hoy quiero contarles una lección que tuve en mi propia casa sobre la agricultura urbana, de la cual aprendí mucho más de lo que creía.

Los inicios

Hace aproximadamente 6 meses, mi mamá hizo un curso de agricultura urbana y estaba muy emocionada. Estaba aprendiendo a procesar los residuos para hacer compost, a obtener humus a partir de lombricultura, a fabricar repelente natural para insectos y a cultivar sin tener jardín. Mi mamá por naturaleza  inicia muchos cursos, empieza muy emocionada, pero se desanima muy rápido y cambia a otro curso o a otra actividad. Entonces todos pensabamos que esto no iba a durar mucho

Las expectativas

Mi mamá empezó muy emocionada y nos contaba cómo le iba en el curso, empezó haciendo el compost e iniciando el “cultivo” de lombrices. Como "yo sabía" que la cosa iba quedar a la mitad, no le di mucha importancia. Por esa misma época tuve que viajar fuera de mi ciudad, por aproximadamente 3 meses. Cuando llegué, yo me imaginaba un arrume de tierra, las pobres lombrices muertas, en otras palabras un caos total

Los resultados

Sin embargo, cuando llegué me encontré con un lugar muy organizado, las plantas sembradas y creciendo. No sé como mi mamá hizo para que crecieran tomates en un lugar tan frío como Bogotá, las lombrices están felices y dichosas. Con el compostaje no le fue muy bien y aprendió lo que no debía hacerse, y próximamente va a iniciar una nueva tanda de compost.

La lección 

Con esta situación aprendí que cuando alguien tiene una idea interesante, diferente, innovadora, hay que apoyarlo. Muchas veces criticamos la falta de compromiso de las instituciones, que la sociedad no cambia, pero muchas veces, nosotros mismos somos obstáculos para el cambio. Ahora me doy cuenta que sin importar el resultado o si al siguiente día mi mamá iba a dejar todo botado, valía la pena ayudarla.  En este mismo instante recuerdo que cuando estaba en la universidad,  alguien organizó una marcha pacífica para impedir la construcción de una hidroeléctrica y yo salí corriendo, obviamente se sabía que la hidroeléctrica se iba construir y no había nada que hacer, sin embargo, en ese entonces pensaba, que al expresar ese inconformismo saliendo a la marcha podría generar alguna diferencia. Pero los resultados fueron los esperados, la hidroeléctrica se construyó.

Por otro lado, alguien cercano a mí intentó hacer una diferencia en el hogar, algo sencillo, que tal vez no diera resultado, pero que valía la pena intentarlo, pero simplemente se encontró con indiferencia y hasta un deseo inconsciente de que las cosas se echaran a perder, solo por comprobar que como siempre había sido inconstante, esta vez no iba a ser diferente.  Uno a veces cree que apoyar causas grandes e imposibles de controlar tienen mucho merito. Pero se olvida que el verdadero mérito está en apoyar los pequeños cambios, en apoyar a la gente que queremos, no importa lo inconstantes que sean, tal vez esta era la vez que nos necesitaba.

Hoy mi mamá muy orgullosa puede decir que completó su jardín. Pero yo no puedo decir que algo de ese logro se debe a mí, su hija, una ingeniera ambiental cuyo lema es Medio ambiente desde un enfoque ético , que busca llegar a una Humanidad Sostenible y que tiene un blog para difundir información ambiental. A veces a uno se le olvidan las proporciones.

Un pequeño homenaje

A continuación les mostraré las fotos de los resultados que ha tenido mi mamá como un homenaje a lo que ha hecho, pero también es un homenaje para todos aquellos que hacen pequeñas cosas, tangibles, reales, en silencio, ante la mirada indiferente y desconfiada de los demás.

Acá está mi mamá consintiendo las lombrices


Este es el humus, que se extrae para enriquecer tierra o sustrato


El humus se disuelve en agua para utilizarlo


Luego de extraer el humus, les da de comer


Esta es la tomatera de mi mamá, que la consiente como una niña chiquita

Este es un cultivo tubular, fue lo primero que aprendió

Acá vemos unas coles y un tomate


Este es un repelente natural de insectos hecho con ají, jabón de lavar ropa azul y otra cosa que no me acuerdo. En otro post les contaré los ingredientes y cantidades


En otra entrada les contaré más sobre cómo hacer y manejar un cultivo de hortalizas en casa. Primero tengo que aprender todo lo que mi mamá sabe. Y recuerden que una humanidad sostenible no se logra solo apagando la luz o separando los residuos, se logra con la tolerancia, con el apoyo y la comprensión.

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Una actitud sostenible

domingo, 20 de marzo de 2011

Hoy quiero hacer una reflexión sobre la actitud de los japoneses ante la tragedia que están viviendo. Me ha dejado sorprendida y conmovida, porque siempre pensé que la única reacción ante eventos extremos era el caos y el descontrol. Al principio busqué algunas fotos para incluírlas, pero creo que ya hemos visto demasíado, ya sabemos que están sufriendo, ya sabemos que todo está destruído. Ahora es momento de ayudar, reflexionar y aprender.

1. Respuesta  ante el terremoto

En todos los videos que circulan por la red sobre lo ocurrido cuando sucedió el terremoto, se muestra a las personas alerta pero calmadas, ayudando a sostener estantes para evitar una desgracia mayor, en los supermercados la gente ayuda, se queda quieta en su lugar o busca la zona más segura. En ningún momento se ven personas aprovechando el desorden para hurtar cosas del lugar.

Es cierto que en esa zona del mundo son muy comunes los movimientos sísmicos y que por eso están más acostumbrados a reaccionar calmadamente ante estos eventos. Pero se vé algo más, una actitud más civilizada.

2. Respuesta ante el tsunami

Luego del terremoto, llegó el tsunami, el responsable real de la catástrofe y de nuevo vuelven las imágenes con los sobrevivientes haciendo fila para conseguir agua y alimento. Todos están en las mismas condiciones de hambre y desesperación, pero ninguno se siente con más derecho a estar adelante en la fila, ninguno cree que debe tener dos litros más que otro, ninguno piensa en derramar o botar el agua, argumentandoque "si no es para mí, no es para nadie", ninguno piensa en salirse de la fila para robarle el agua al que le acabaron de dar.

Ni pensar que alguien se lucre con el dolor, no se presentaron casos de usura en los preciós o de acaparamiento. Durante este tiempo no se ha escuchado una palabra sobre saqueos(mayores), peleas, muertes. Esto me ha sorprendido mucho, porque siempre pensé que ante eventos tan extremos, los instintos se vuelven más evidentes, pero esta situación demuestra lo contrario.

3. Respuesta ante la emergencia nuclear
En este aspecto hay dos cosas que literalmente me impactaron. Primero la valentía de los voluntarios, que saben que se enfrentan a una muerte lenta y no muy agradable y sin pensarlo dos veces están al lado de los reactores tratando de que la situación no empeore. Tal vez sean en vano estos esfuerzos, pero aún así ellos están allá. Mientras todos los demás se refugian en sus casas, mientras los extranjeros que vivieron y disfrutaron de los beneficios de ese país salen despavoridos y les exigen a sus gobiernos que los saquen, ellos, los voluntarios, están dando su vida. Lo que me pareció interesante es que ningún extrangero dijo yo quiero ayudar. Muchos dicen que Japón tiene tradición de harakiri y kamikazes, tal vez sea por eso.

Lo otro que me sorprendió es que ante la tragedia nadie está haciendo huelgas, exigiéndole al gobierno cosas imposibles o hechándole la culpa del tsunami o de la construcción de las centrales nucleares, quemando oficinas o haciendo desorden, todos ponen de su parte, todos saben que es la única forma de lograrlo. La gente trata de ayudar lo más que puede, ahorra energías para seguir un día más.

4. Otra sorpresa adicional

Otra cosa que me sorprendió fue la capacidad de los colombianos  para ver hasta lo más terrible con humor. Al otro día de la tragedia, ya circulaban por internet chistes sobre el tema (no se si esto  sucedió en otros países). Pero lo que más me llamó la atención fue que eran chistes y comentarios  muy bien armados y pensados, no se cómo hicieron para hacer tantas analogías y comparaciones y comentarios en tan poco tiemo. Lamento decirlo, me reí de muchos de ellos. Hoy no se si eso sea una ventaja o una desventaja.

Estas eran algunas de las reflexiones que quería dejar el día de hoy. Siempre hay una manera civilizada de asumir las catástrofes más salvajes de la naturaleza. Y bueno, creo  quienes no podemos ayudar, podemos aprender, porque como dicen por ahí: "cuando veas la barba de tu vecino rasurar, pon la tuya a remojar".







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Errores frecuentes en las Evaluaciones de Impacto ambiental (II)

jueves, 17 de marzo de 2011

En el post Errores frecuentes en las Evaluaciones de Impacto ambiental (I), veíamos que el análisis de la probabilidad dentro este tipo de estudios no tiene mucha relevancia y que ésta es un apéndice de los primeros estudios ambientales que se realizaron hace más de 40 años.

Hoy veremos otro criterio que generalmente se analiza de manera errada en los estudios ambientales: La sensibilidad y tres errores principales que se cometen al analizarla

Primero error; confundir la sensibilidad ambiental y social con otros parámetros

Cuando se habla de sensibilidad ambiental, erróneamente se cree que ésta depende de la cercanía al proyecto analizado o a la influencia de los impactos del mismo. Esto es un error, la sensibilidad es una característica intrínseca de la unidad territorial analizada, de sus relaciones y sinergias propias.

Veámos un ejemplo más cercano a nosotros. Un bebé recién nacido (sano en condiciones normales) es más sensible que un hombre de 20 años (sano en condiciones normales). Esto se debe a las características propias del bebé: Éste último no está completamente desarrollado, no puede sostenerse por sí mismo y por esta razón requiere cuidados unos especiales, que el hombre de 20 años sano y en condiciones normales no necesita por ser autosuficiente.

Y la sensibilidad siempre se mantendrá en este rango así el bebé esté un una cuna calientita, con todos los cuidados necesarios y el hombre de 20 años esté al borde de un acantilado a punto de caer. ¿Por qué? Porque en este punto se involucra un factor que se confunde mucho con la sensibilidad y es la vulnerabilidad. En este caso, el hombre es más vulnerable porque está expuesto a un riesgo y aún así el bebé sigue siendo más sensible. El tema de la vulnerabilidad lo ampliaremos en otra entrada

Segundo error: considerar que la sensibilidad es variable y puede ser impuesta subjetivamente

Otro error que se deriva del anterior, es creer que la sensibilidad ambiental es subjetiva y lo puede establecer  ‘ad hoc’ el grupo evaluador del estudio ambiental. La sensibilidad ambiental es determinada por tres instancias fundamentales:

Las entidades oficiales de un país
La comunidad que históricamente ha ocupado el territorio
Los estudios de investigación científica realizados

Cuando no exista un conocimiento amplio y suficiente sobre un ecosistema o comunidad, se utiliza el principio de precaución y se cataloga como de alta sensibilidad, hasta obtener datos más representativos.

Entonces un manglar, un área protegida o una comunidad indígena tienen una sensibilidad alta, independientemente de si un determinado proyecto será construido a 10 metros a 1 km o 1000 km. En este sentido, los evaluadores no tienen la potestad de bajar o aumentar su sensibilidad argumentando las características del proyecto. Cuando se realice el análisis de impactos propiamente dicho, se establecerá cómo el proyecto realmente afecta las características del componente analizado

Por otro lado, es necesario aclarar que la sensibilidad ambiental y social se otorga a una unidad territorial y no a un componente por sí solo, ya que dicho componente debe ser ubicable espacialmente y georreferenciarse.

Tercer error: Desarticular el análisis de sensibilidad de la evaluación de impactos

Otro de los errores frecuentes en los estudios ambientales es  analizar la sensibilidad  de manera paralela e independiente a la evaluación de impactos. En este sentido, el resultado del análisis de sensibilidad, debería ser una de las vairables necesarias dentro de la evaluación de impactos. En otra entrada veremos cómo realizar este cruce.

Por último

Me gustaría mostrarles una forma gráfica de presentar un análisis de sensibilidad ambiental.  Los datos se obtuvieron de una Plan de Ordenamiento Territorial POT (en Colombia este POT lo realizan los municipios para establecer el tipo de proyectos que se pueden realizar en su territorio, para esto, el documento tiene una línea base y un análisis que determina la sensibilidad ambiental para posteriormente establecer los proyectos, obras o actividades compatibles con el uso del suelo del municipio)



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