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Entrevista premio nobel de paz 2006

domingo, 27 de diciembre de 2009

Entrevista de Carmen Aristegui (CNN en español) a Muhammad Yunus, Premio Nobel de Paz en el año 2006 y creador del Banco Grameen de microcredito en Bangladesh.

Entrevista (Primera parte)



Entrevista (Segunda parte)

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Legados del Protocolo de Kioto

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Muchos analizan con pesimismo los resultados de la Convención en Copenhague, ya que se evidenció una falta de compromiso por parte de los líderes de países industrializados en disminuir sus emisiones. Si bien esto es cierto, creo que los resultados de esta convención son un llamado de atención a la autogestión de emisiones, empezando por la persona del común que apaga la bombilla cuando no la necesita, pasando por el empresario que optimiza sus recursos energéticos, hasta las decisiones y proyectos de reducción de emisiones nacionales y transnacionales.

En este sentido, el Protocolo de Kioto generó muchos procesos de investigación a nivel mundial que dieron como resultado el desarrollo de herramientas costo-efectivas para la disminución de emisiones. Aunque en sus comienzos dichas medidas surgieron como estándares impositivos, hoy por hoy ya tienen vida propia y no necesitan recursos o impulsos externos para seguir evolucionando, dada la dinámica que han generado. El objeto de este artículo es evidenciar el legado que el Protocolo de Kioto ha dejado y mostrar el estado del arte de la gestión de emsiones, a través de la difusión de las herramientas y mecanismos que hoy existen, los cuales siguen vigentes y evolucionando con o sin Copenhague.

Herramientas de gestión

El Protocolo de Kioto estableció herramientas de gestión flexibles para ayudar a los países firmantes a cumplir con sus estándares de emisiones: los principales son:

  • Comercio de derechos de emisión entre países industrializados del Anexo I (en este anexo se encuentran los países firmantes que tiene por obligación reducir sus emisiones.
  • Proyectos de Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL): Diseñados para que los países del Anexo I , ejecuten sus proyectos en países en vías de desarrollo (no pertenecientes al Anexo I), con el fin de compensar sus emisiones de CO2 a través del ahorro que generan dichos proyectos.
  • Proyectos de Actuación conjunta (AC): es similar al MDL, con la salvedad de que los proyectos se materializan entre países industrializados del Anexo I, con el fin de compensar y reducir sus emisiones

Como se puede evidenciar, aunque estos mecanismos fueron diseñados para los países del Anexo I del protocolo, su aplicación se puede llevar a cualquier escala. En Colombia se ha generado una herramienta de gestión de CO2, bajo estos mismos lineamientos (aunque Colombia no está en el Anexo I del protocolo). Dicha herramienta se está aplicando a nivel experimental en el Área Metropolitana del Valle de Aburrá (AMVA) en el departamento de Antioquia, con resultados interesantes. La estrategia consiste en que el AMVA estableció un cierto límite de emisión de CO2, con lo cual cada una de las industrias tienen un cierto límite de emisión, representados en “certificados”, los cuales las industrias están en capacidad de negociar con otras industrias del AMVA y poder cumplir con este requerimiento. Lo anterior es un gran avance y evidencia que todos los mecanismos y herramientas que generó el Protocolo de Kioto, no necesitan de otro protocolo ni convenio para su aplicación.

Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL)

Recapitulando sobre las herramientas generadas por el protocolo de Kioto, coincido con los expertos en el tema que el MDL es uno de los principales instrumentos existentes para la sostenibilidad global, debido a que involucra los tres pilares del desarrollo sostenible:

  • El económico, debido a la obtención de derechos de emisión de CO2, además de los beneficios derivados de la actividad inversora,
  • El ambiental, pues todos los proyectos MDL están encaminados a la obtención de energías limpias o a la conservación de áreas forestales y,
  • El social, ya que deben aplicarse en países en desarrollo, con el consecuente aporte de inversión, transferencia de tecnología y conocimientos, y generación de empleo.

La Huella de Carbono

Adicionalmente a lo anterior, el protocolo de Kioto permitió el desarrollo una herramienta de medición muy útil para la gestión de emisiones: la huella de carbono. Dicha huella es un miembro de lo que Juan Luis Domenech (experto en este tema) denomina “la familia de la huella ecológica”, también llamada huella ambiental o footprint. Este indicador se está difundiendo con relativa rapidez y en esta difusión se aplica sin un criterio ni enfoque definido. Si bien es cierto, la huella de carbono es un indicador muy representativo, su aplicación debe hacerse siempre y cuando exista una estrategia para la gestión de emisiones de procesos productivos, de lo contrario, no pasará de ser un test de revista de farandula.

Mecanismos de Gestión y financiación de emisiones

Aprovechando la posibilidad de utilizar la huella de carbono como herramienta de medición y los mecanismos de de gestión del CO2 mencionados anteriormente, se han creado los Fondos de Carbono en instituciones financieras multilaterales. Estos fondos tienen como finalidad la compra de emisiones de gases de efecto invernadero a países en vías en desarrollo y en economías de transición, a través de MDL y AC. Estos fondos pueden ser de origen público, privado o ambos, de participación exclusiva o multilateral.

En este sentido, existen diversos fondos de carbono en los que Latinoamérica puede participar. Entre los más importantes se encuentran:

  • Programa Latinoamericano de Carbono (PLAC): Liderado por la por la Corporación Andina de Fomento (CAF) cuyo objetivo principal es “Contribuir a la mitigación de la problemática del cambio climótico y promover el uso de energías limpias y alternativas en Latinoamérica como aporte al desarrollo sostenible de la región
  • Iniciativa Iberoamericana de Carbono (IIC): Creada en el año 2005, la Iniciativa Iberoamericana de Carbono es también gestionada por la CAF. Sus recursos se destinan a la compra de Reducciones de Emisiones a partir de proyectos del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) Con esta Iniciativa se persigue contribuir al cumplimiento de los compromisos adquiridos por España en el Marco del Protocolo de Kioto. Las prioridades de este Fondo son los proyectos de eficiencia energética y energías renovables en los países de América Latina (cuenta con 136 M€)
  • Fondo de Carbono para el Desarrollo Comunitario (CDCF): Este es un fondo de financión multilateral creado con aportes del sector público y privado de varios países y gestionado por el Banco Mundial, sus recursos se destinan a la reducción de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) a partir de proyectos de pequeña escala áreas rurales de países de menores ingresos (cuenta con 47.7 M€).
  • Fondo Biocarbono (BioCF): También gestionado por el Banco Mundial, es un fondo multilateral que busca la reducción de emisiones a partir de proyectos que capturan o reducen GEI en ecosistemas forestales y agrícolas (cuenta 44 M€). En la actualidad este fondo está direccionando sus esfuerzos y recursos hacia Latinoamérica.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, el Protocolo de Kioto nos ha dejado un gran legado, el cual se traduce en una gran responsabilidad, porque ya contamos con las herramientas para realizar una autogestión de las emisiones que generamos, por lo cual ya no tenemos excusas de que en Copenhague los líderes no se comprometieron. Ahora el compromiso recae en nosotros (usted y yo). Porque cuando nos comprometemos en la autogestión de nuestras emisiones, avanzamos en el camino hacia una Humanidad Sostenible

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Sostenible o Sustentable

domingo, 20 de diciembre de 2009

Últimamente he escuchado sobre una discusión que ya se dió en la década de los años 70-80 y es el concepto de sostenible o sustentable. "¿Qué es el desarrollo Sustentable? ¿Cual es la diferencia, si es que hay alguna, con el desarrollo Sostenible? ¿Cuándo y donde se originaron estos términos?".

Considero que es necesario utilizar los términos adecuados, para que todos hablemos el mismo idioma. Por esta razón busqué información que aclarará estos conceptos. En esta búsqueda encontré un blog muy interesante llamado Apuntes Jurídicos A continuación los dejo con un artículo que aclara histórica y jurídicamente el vocablo adecuado, más allá de discusiones ideológicas.

Ver artítculo: Desarrollo sustentable y sostenible

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Cómo construir un sistema útil de indicadores y no morir en el intento

domingo, 13 de diciembre de 2009

Generalmente cuando una empresa quiere empezar a medir indicadores ambientales, lo primero que hace es buscar qué dice la norma ISO 14000 o EMAS. Este es un grave error, dado que estas normas están diseñadas para estructurar un Sistema de Gestión Ambiental SGA con todas las actividades que ello implica: planeación, ejecución, auditoría , mantenimiento del sistema, inversión de rescursos, etc.

Si bien es cierto, estos SGAs son importantes para el desempeño de una empresa, su incorrecta aplicación puede traer más problemas que beneficios, empezando por la acumulación de formatos sin una integración adecuada, lo que genera subutilización de la información. En este sentido, las medianas y grandes empresas que incorporan estos SGAs dentro de sus actividades por medio de certificaciones, cuentan con los recursos y personal necesarios para establecerlo y mantenerlo.

Por su parte, las MIPYMES (Micro y Pequeñas empresas) en su intento por iniciar un seguimiento a su desempeño ambiental entran en callejones sin salida, al aplicar estos conceptos sin la asesoría adecuada y después de varios fracasos, terminan simplemente por seguir la normatividad ambiental vigente sin darle valor agregado a esta información. Conozco varios empresarios a los que mencionarles el concepto de indicador ambiental les genera dolor de cabeza y taquicardia. No es para menos.

En principio una empresa que requiera involucrarse en el seguimiento de su desempeño ambiental no necesita todo un sistema de certificación (a menos obviamente que esté certificada), sino una metodología sencilla que le permita cómo va en materia ambiental y tomar decisiones acertadas y a tiempo.

La intención de este artículo no es quitarle importancia ni relevancia a las normas ISO 14000 o EMAS que son de gran ayuda cuando se implementan de manera adecuada con los recursos y conocimientos necesarios, sino proponer una metodología para desarrollar un sistema de de indicadores ambientales con el fin de que una MIPYME con sus propios recursos, esté en capacidad de consolidar una herramienta de gestión que le permita visualizar el avance en el cumplimiento legal y las metas ambientales propuestas por la empresa.

En la medida en que la empresa esté más comprometida en su desempeño ambiental y esté familiarizada con una metodología sencilla de evaluación puede involucrar nuevos elementos de análisis y complejidad. Una vez la gerencia de la empresa vea la utilidad del manejo de indicadores con sus propios recursos puede tomar la decisión de invertir en un sistema de gestión propiamente dicho e incorporar un departamento de gestión ambiental.

1. Criterios para empezar un sistema de indicadores

Lo primero hay que hacer es mirar hacia el interior de la empresa y hacerse solo 5 preguntas:

  • ¿Cuáles son los recursos que afecta la actividad de mi empresa? (entiéndase como recursos: agua, aire, suelo, fauna y flora)
  • ¿Con cuáles recursos quiero iniciar mi sistema de indicadores?
  • ¿Tiene mi empresa compromisos ambientales legales con la autoridad ambiental competente, frente a los recursos de interés?
  • ¿Mi empresa tiene una política ambiental estructurada?
  • ¿Dentro de esta política hay metas de mejoramiento ambiental cuantificables, frente a los componentes objeto de análisis?
Con estas preguntas ya es posible hacer un sistema de indicadores. Teniendo en cuenta lo anterior he definido 3 tipos de indicadores: de referencia, de situación y de desempeño. A continuación se analizan en más detalle estos indicadores
  • Indicadores de referencia
Son indicadores de cumplimiento que provienen de estándares legales nacionales o internacionales y de las políticas y metas de cumplimiento de la empresa. Teniendo en cuenta lo anterior, los indicadores de referencia se dividen en 2 tipos a saber:

  • Indicadores de situación:
Corresponden a los indicadores reales de lo que está sucediendo en la empresa y que servirán para la comparación con los indicadores de referencia y que permitirán establecer el estado del recurso evaluado

  • Indicadores de desempeño:

Estos indicadores corresponden a la relación entre los indicadores de situación y los indicadores de referencia. Por medio de estos indicadores se establece el estado de la empresa frente al recurso analizado. Estos se identifican de la siguiente manera:



2. Selección de indicadores

La aplicación de los indicadores se hace por cada recurso afectado: agua, aire, suelo, fauna y flora. Dependiendo de los recursos afectados se clasifican y estructuran los indicadores. Vamos a iniciar con el siguiente ejemplo: el uso y aprovechamiento de aguas superficiales de una empresa. Para seleccionar los indicadores contestaremos las preguntas realizadas anteriormente:


Teniendo en cuenta lo anterior ya tenemos un indicativo de hacia dónde encaminar nuestros indicadores. Para el ejemplo sabemos que la empresa analizada tiene un permiso de concesión de aguas, el cual tiene límites de caudal y bombeo establecidos. Ya tenemos nuestros indicadores de referencia legales.

Como la empresa tiene este permiso, está en la obligación de medir continuamente los parámetros exigidos, por lo cual estructurar el indicador no requiere mayores esfuerzos, recursos o complejidad, dado que medirlos, es parte de sus actividades normales. También sabemos que la empresa tiene política ambiental y que entre sus metas está disminuir el consumo de agua, entonces se requiere fijar las metas que se tienen frente a este tema.

Con esta información ya estamos listos para estructurar nuestros indicadores. En este punto es necesario aclarar algo: Puede que una empresa no tenga obligaciones legales, pero sí una política ambiental definida y está bien, o solo tenga obligaciones legales y no una política ambiental y también está bien. Igualmente puede ocurrir, que la empresa se enfoque solo en algunos recursos y otros no los tenga en cuenta, esto no afecta para nada la estructuración de los indicadores. Lo importante es empezar, empezar con lo que se tiene, no es necesario en principio abarcar todos los recursos y tener muchos indicadores, difíciles de medir y seguir.

A continuación se presenta una tabla de los indicadores mínimos que se pueden generar a partir del ejemplo en cuestión

Indicadores requeridos para el aprovechamiento de aguas superficiales

Estos son indicadores mínimos, sin embargo, se pueden generar más. El objetivo de esta estructura es seleccionar aquellos indicadores que se puedan elaborar con la información que se maneja cotidianamente en la empresa. Hay indicadores más complejos, que requieren todo un procedimiento específico y recursos particulares para generarlos.

3. Comportamiento de indicadores

Ahora veamos el comportamiento de los indicadores de situación durante un período de 1 (un) año.


Los indicadores de desempeño correspondientes serían


Como se puede ver, en el mes de julio, el caudal sobrepasó los parámetros permisibles legales , esto generó que en agosto se presentara una sanción legal por parte de la autoridad ambiental. Por su parte, también se puede evidenciar que las metas internas de la empresa no se están cumpliendo.

El comportamiento anterior también se puede evidenciar gráficamente. Veamos el comportamiento del indicador de caudal y el de bombeo:


Por último se puede hacer un metaindicador ponderando cada uno de los indicadores analizados, de tal manera que se pueda establecer cuál es el comportamiento general del aprovechamiento de aguas de la empresa. Dicho comportamiento se puede visualizar de la siguiente manera:


Como se puede evidenciar, establecer un sistema de indicadores para pequeñas y medianas empresas no es tan complejo, solo hay que hacerse las preguntas adecuadas y saber que se quiere visualizar. No obstante lo anterior, la estructuración de estos indicadores debe pasar por etapas de planeación, ejecución, verificación y retroalimentación. A este respecto las MIPYMES y empresas que no requieren certificación para sus actividades tienen una gran ventaja, dado que pueden innovar en la evaluación de sus indicadores, probar metodologías e integrar diferentes herramientas de gestión de la información en el área ambiental, ya que no tienen la presión de una certificación y los costos que ella implica.

De esta manera, en el momento en que la empresa requiera de una certificación oficial ya tiene mucho terreno y experiencia ganados, lo que le garantizará que dicha certificación será una verdadera herramienta de gestión que le permitirá ser más eficiente y productiva y no solo un papel colgado en la pared que se renueva cada año y el estres que esto conlleva.

En otras entradas veremos cómo agregar otro tipo de indicadores, tales como costos y beneficios económicos por implementación de medidas ambientales, beneficios sociales, huella ambiental, entre otros. Además veremos cómo organizar la planeación de estos sistemas.

Una gestión adecuada de los recursos que utilizamos, es un aspecto clave para construir una humanidad sostenible.

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