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Responsabilidad social. Una responsabilidad personal

viernes, 16 de octubre de 2009

Tres son los grandes azotes que sacuden la humanidad actual: el cambio climático, la pobreza y la ignorancia…Por fortuna, ocasionalmente surgen, casi de manera inexplicable, nuevas fórmulas que permiten o pueden permitir que continuemos adaptándonos a los cambios:

  • Contra el cambio climático contamos con el Protocolo de Kioto, el cual incluye, entre otros el fascinante mecanimo de desarrollo limpio.
  • Contra la pobreza, destaca la inesperada responsabilidad social corporativa
  • Contra la ignorancia, poseemos las modernas técnicas de gestión del conocimiento, que, en sus últimas versiones, podrían llegar a incorporar el conocimiento integral.”

Con este panorama inicia el prologo del libro huella ecológica y desarrollo sostenible de Juan Luis Doménech. Este pequeño aparte del libro ha sido como un click en mi cabeza.

Al principio sentí tranquilidad, porque tanto a través de este autor, como de otros estudiosos en el área ambiental, se evidencia que ya estamos dando los primeros pasos hacia el camino correcto y que las empresas cuentan con herramientas para tomar decisiones de desempeño ambiental más allá de la norma. Luego me di cuenta que como ingeniera ambiental estaba en la obligación de conocer y saber más sobre estos temas, para ofrecer información relevante y asesorar a las empresas a medir y mejorar su gestión ambiental.

Pero luego surgieron algunas preguntas que me cuestionaron:

Cuando se habla de responsabilidad social ¿tengo yo como ser individual obligación de practicar la responsabilidad social, o esto solo le compete a las empresas? ¿Quiénes se benefician? ¿Qué necesito saber? ¿Por donde empezar? ¿qué puedo hacer?

Hasta ese momento lo único que conocía de responsabilidad social eran las estrategias publicitarias que hacen las empresas que promocionan sus productos aduciendo que un porcentaje de las ganancias van a obras de interés social o los anuncios de hipermercados que fomentan obras de este tipo con el cambio de dinero de las compras de sus clientes. Hoy tengo una perspectiva diferente del tema y les voy a contar lo que he aprendido de la responsabilidad social que todos como individuos tenemos y las respuestas a las preguntas anteriores.

1. Una historia común con seres extraordinarios

La foto que viene a continuación parece una de esas fotos sin tiempo y sin dueño, que circulan sin rumbo fijo a través de Internet, pero no, esta es la casa del señor José Isaías, su esposa y sus 7 hijos

Esta casa está ubicada en Fúquene, un municipio de Cundinamarca-Colombia. A simple vista el panorama es desalentador y la primera imagen que uno construye en su cabeza es la de un señor y una señora con mirada resignada y 7 niñitos enfilados del más grande al más chico, con los cachetes rojos y quemados por el sol, el pelo despeinado, ropas 3 tallas más grandes y raídas. Lo que uno pensaría es que ese señor necesita una vivienda de interés social (una casita gris, pequeña hecha con materiales de mala calidad).

Ahora quiero mostrarles donde está ubicada esta casa

Se dan cuenta que la vista es espectacular!? ¿Quién no quisiera amanecer y toparse de frente con un paisaje de postal? Ahora ¿Qué tipo de casa construiría usted allí si pudiera?

Unos de los sueños de don José es “tener un vivero grande, el vivero más grande de la región” y aprovechar mejor su apiario, ya que parte de su sustento está en vender la miel que produce. Alguien podría decir, todo está muy bonito, pero se necesita plata para construir la casa, el vivero y el apiario y todo lo demás. Sin plata no se puede hacer nada.

2. La historia detrás de la historia

La unión de pequeños esfuerzos hace cosas grandiosas que de manera individual no hubieran dado mayor fruto. Cuando nos unimos somos más.

Todo comienza porque los amigos de una fundación llamada Gawad Kalinga (que en filipino significa “dar afecto”), fueron a Fúquene y conocieron a don José, su familia y su sueño, y se preguntaron ¿qué podemos hacer? Llamaron a las personas que conocían (entre ellas a mi) para generar ideas. Todos empezamos a pensar, ¿qué hacemos?. Surgieron varias ideas, todos nos pusimos a buscar. Entre esta búsqueda, alguien del equipo encontró una pagina sobre construcción con base en botellas plásticas (www.eco-tecnologia.com)

¿Casas con botellas plásticas? Hmmmm. Eso se parecía al cuento de los tres cerditos, sin embargo, con escepticismo vimos que la idea no era tan descabellada y que el resultado era muy interesante:


Las fotos corresponden a un aula escolar (izq.) y a una casa construídas en Honduras. Luego de ver esto, alguien del equipo escribió al creador de esta tecnología, un alemán que vive en Honduras llamado Andreas Froese. Cuál no sería nuestra sorpresa al saber que precisamente Andreas estaba en Colombia realizando una asesoría. Aprovechamos su estadía en Colombia para tener una reunión, en la cual nos enteramos que Eco-tecnología tiene una alianza estratégica con una ONG llamada Napay Latinoamerica hablamos sobre los proyectos y llegamos a varias conclusiones y preacuerdos que hoy por hoy estamos consolidando, entre ellos iniciar la construcción de un tanque de almacenamiento de aguas lluvias para don José y su familia, con esta tecnología. Lo que comenzó como una idea, ya es un hecho.

¿Le gusta esta iniciativa?
¿Quisiera saber cómo hacer parte?

En otro artículo le mostraré qué puede hacer por esta causa. Sin embargo, más allá de eso, usted tiene un potencial muy grande y hay alguien que seguramente necesita de sus talentos, ideas o iniciativas. El primer paso para practicar la responsabilidad social comienza sabiendo que servimos para algo.

Y si usted considera que no tiene ningún talento especial, que no ha realizado ningún logro en su vida, solo piense que si usted puede leer este artículo fue porque aprendió. Ese es un gran logro aunque usted no lo vea así, porque hay mucha gente en su ciudad, en el campo, en las cárceles, etc., que no saben leer y que no tienen a nadie que les enseñe. Usted podría compartir ese logro con alguien más. El segundo paso hacia la responsabilidad social, está en hacer un poquito más de lo que nos corresponde.

Y para esto no necesita dinero, solo hágase la siguiente pregunta:

¿Cuál es el problema para el que yo soy una solución? Cuando encuentre la respuesta, le aseguro que las ideas, los medios, recursos y personas que necesita para dar esa solución se van a dar. Y por alguna extraña razón que todavía no logro explicar muy bien, la responsabilidad social siempre trae consigo un beneficio ambiental y una satisfacción personal más allá del ego.

Por último quiero mostrarle la foto que más me impactó de la historia de don José y que es una de las causas principales de este artículo.


Ella es una de las hijas de don José. Lo primero que pensé cuando la vi fue: parece una princesa y su papá quiere construirle un jardín muy grande…Bueno, no podemos dejar el cuento a medias , falta un castillo hecho de botellas plásticas. Que podría ser así......


Y ya que no somos ni conocemos hadas madrinas ya sabemos cuál es su equivalente: La responsabilidad social.


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